Antiguas

Patrimonio Cultural

– Costumbres antiguas

Reuniones municipales

Antaño para que los miembros de la corporación del ayuntamiento se reunieran, se daban tres campanadas en la iglesia. Si aun así había alguno que no aparecía, se le iba a buscar a casa. En la foto de la derecha se puede ver a la corporación municipal el día que inaguraron la instalación del teléfono en Etxalar.

“Auzolanak” Trabajos vecinales

A pesar de que durante unos años esta antigua tradición estuvo en desuso, hoy en día se mantiene aunque ne menor medida. Años atrás se hacían Azolanak dos días al año. En el primero de los días se realizaban trabajos de repoblación forestal y en  el segundo día, fechas anteriores a las fiestas del pueblo, se arreglaban los caminos más estropeados. Para estos trabajos, aparte de los vecinos, también trabajaban el alguacil, el guardabosque y dos ayudantes más. Las Auzolanak de hoy en día se centran principalmente en trabajos para acondicionar el pueblo. Algunos vecinos de los caseríos también se ocupan de adecentar los caminos y los alrededores de sus casas.

Matanza del cerdo

A pesar de que en muchas casas se ha dejado de lado esta vieja tradición, esta es conocida de toda la vida. La temporada de la matanza del cerdo comienza a partir del día San Martín (11 de noviembre) hasta finales de febrero, siendo diciembre y enero los meses en los que más cerdos se sacrificaban. Para el mes de agosto, se seleccionaba cual iba a ser el legido. Algunos de estos animales se solían capar para que engordaran más. Antes de la matanza había que sacar la guía, la cual era una especie de certificado que aseguraba la calidad del animal. A la hora de la matanza había que tener en cuenta el sexo del cuto y el tiempo que hacia; si el cerdo era hembra el mejor momento era en menguante y si era macho en creciente. El día de la matanza del cerdo, al igual que en otros muchos, las mujeres eran las que mayor trabajo hacían, los hombres solamente se encargaban de agarrar el cerdo, sacrificarlo y de partirlo, y las mujeres en cambio desde la víspera estaban picando el ajo y la cebolla.

El mismo día de la matanza se hacían las morcillas, y en los posteriores, se sazonaban las carnes y tocinos, y se hacían las longanizas. Si había un clima húmedo a las longanizas les costaba secarse. Para algunos este día se lo tomaban como un día de fiesta, aunque fueran numerosos los trabajos que hacer. Se creaba un ambiente muy bueno, los familiares solían ir a ayudar. Con este día el almuerzo solía ser suculento: Sopa de Ajo, hígado bien frito, unos higos y por último se ofrecía café con anís. Pero los que mejor lo pasaban con este día eran los niños. A la hora de matar el cerdo, algunos se solían asustar con los gritos del animal, pero luego, se limpiaba e inflaba la vejiga, dejándola secar para utilizarla en los carnavales y fiestas como azote.

A pesar de que en algunas  de las casas las herramientas de la matanza que se utilizaban fueron modernizándose, tales como soplete para quemar el cerdo, el proceso y las herramientas  para la matanza siguen siendo casi los mismos; cuchillo para matar el cerdo, helecho para quemarlo, colgarlo en la calle para enfriarlo… Una vez partido el cerdo, unos trozos se llevaban a los vecinos y familiares. 

Antes estas zerri puskas (trozos de cerdo), se llevaban envueltos en hojas de berza y a cada casa se llevaba un pedazo exclusivo. Cuando se entregaban los trozos la gente daba galletas, dinero o similares. Luego cuando mataban los de las otras casas, el mismo trozo que se llevó, se devolvía. Esta última costumbre sigue manteniéndose hoy en día.